José Antonio Verdasco Pardo

EL DÍA ME TRAE PRESAGIOS

El día me trae presagios de
réquiem.
Comienza la liturgia de
mi extinción.
Viajo vacío de toda
esperanza.
Avanzo sobre la
podredumbre
de mis horas muertas.
Encuentro yermo todo lo
que piso.
Los heraldos de la
finitud me llevan hacia las
fauces de la bestia
insaciable.
Ya siento,
ya me abraza
el frío y mudo aleteo del
eterno custodio.

ESTA NOCHE URGE

Esta noche urge
de anudar de atavíos
mis pasos. He decidido
apocar la vela de nuestro
idilio
en el huracán
de tu adiós,
cansado de alimentar
el fantasma
de un éxtasis
envenenado por tu
voluntad.

LA PIEL DE TU OLVIDO

La piel de tu olvido
se viste de soledad,
corona mi alba
con las cenizas de
ayer,
siembras en el espejo de
mi yo
sin disfraz
la verdad de las heridas
abiertas,
rastrojos de una primavera
sin flores,
naufragio de un pájaro
en la eterna noche
de lo que perdí.

HUÍ DE LA NOCHE

Huí de la noche
sin rostro,
de la noche sin mañana,
de la noche hambrienta,
insaciable, devoradora de
anhelos, implacable,
sin clemencia,
presagio del aciago
devenir de la nada.
Paladín me siento
del milagro de la
esperanza.

DESPIÉRTAME A LA ALEGRÍA

Despiértame a la alegría,
mujer de alfabeto ignorado,
de pupilas donde cobijarme
del acecho del mundo.

Despedaza los restos de
la noche más larga.
Pinta de colores la estela
negra de mis dudas.

Llévame a conocer
donde nace la aurora de
los sueños.

SE EXTIENDE EN ESTA TARDE

Se extiende en esta tarde
la sombra de tu ausencia
inmisericorde sobre mis
latidos.
Animal melancólico,
adicto a las horas
vencidas por el hastío
me he transformado.
Errante, vago por los
arrabales de la nostalgia
llevando a cuestas la certeza
del luto de nuestro romance.

DEAMBULANDO ENTRE LOS ESCOMBROS

Deambulando entre los
escombros de mi paraíso,
siento el golpe certero
de lo perdido.
En el caos por donde
transito
suena una lejana melodía
de memoria herida.
Mientras me adentro
en este ceremonial de la
desolación,
voy arañando con rencor y
fiereza
este nido de ausencias
esta faz de la nada.