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Pilar Aranda




Porque acercan tanto la luz
se sabe que son falsas estrellas.


REFLEXIONES MIENTRAS TIENDO LA ROPA

Hemos salido a recibirle. Ha llegado a bordo de un barco mientras esperábamos en tierra el nuestro.Octubre él, nosotros la tertulia Buero Vallejo.
Me pregunto si la poesía necesita de encuentros como éste. Familiares y tranquilos, donde se habla de poetas de "gran tamaño" que fueron o están y nos siguen dejando sus huellas, y de aquellos que se mueven en la misma verdad. Tambien compartimos lo nuestro, que también nos debemos unos a otros la creación propia. Y está nuestra revista, en la que han colaborado poetas que tuvieron la grandeza de acercarse .
Pues bien, convencida, reivindico poesía en Bibliotecas Públicas y barrios, que mejoren los pilares, las esquinas, la base de la auténtica poesía. Afuera quedan los aplausos y estímulos falsos o encubiertos, y más falsas promesas. He visto con desencanto como auténtica poesía, se convoca y discurre sin compañía apenas. Y he visto festejos, con puestas de largo, utilizando la poesía como excusa.
Para aquello se prepara, se forma y estimula, se enriquece la poesía en núcleos pequeños, para eso se convoca, convocamos, a todo el que quiera entrar en un barco que flota, sin otra ilusión que rayar el horizonte.

LA CIUDAD PERDIDA

¡Ojo, el poeta!
dijo una voz apoyada
en la linde de una ciudad perdida.

Y nadie creyó.

Siguió durmiendo la noche,
el llanto en llamas,
la palabra suspendida en su tela de araña,
la paciencia inmóvil, con las manos atadas.

Solo el silencio,
al punto de un alud, de un ciclón en órbita,
al vuelo de un avispero
al que se anuncia una flor salivada,
salió despedido a su encuentro,
y con mirada trasparente
al poeta le ofreció el camino.

CLAROS DE LUNA

A mi madre (Era el ocho de diciembre, día de la madre).

Hoy quiero acabar este poema
sin que los versos se acobarden 
como antes, 
orillados 
en la mirada ciega y helada 
de tu sombra,
en la humedad de este folio,
en los días que fueron en auxilio de tu ausencia.
Escribirlo ahora que la vida
me ha dado mejor sitio,
acomodada soledad, templada arena,
y hasta una apacible laguna de olvidos.
Ahora que los recuerdos no escarban en heridas,
y el tuyo es más que abrigo a mi estación de invierno.
El piano de caoba
con Claros de luna,
en mis rodillas el temblor de tus manos,
mi nombre en tu voz,
súplica o enfado, y sobre todo 
tu risa. 
Hoy quiero 
acabar este poema recordando tu risa,
madre.
Madrecita mía.

AYUDA

Blanca la niña de sus ojos
mirando el azul del cielo.
Sorda mi voz cuando pregunto.

Pero al rayo le ayudan mis manos 
y las suyas al trueno.

NOVIEMBRE

Entra de canto,
humilde como la cera,
no tiene lustre,
no siente agravio,
no tiene salario.
De valle en valle, 
de pueblo en pueblo,
barre,
ventila.

Noviembre,
la luz no aguanta
la batuta de su mano diestra.
Hay noche pronunciada
en las marcas de su rostro,
brotes de lluvia en lo profundo
de sus ojos,
cambios de humor en cada víspera.
Noviembre acaba
abriendo las ramas de los árboles.
Echándose a un lado.
Dejando paso.

RECUERDA LA FIESTA

Al mar solo hay que preguntar. Suele tener respuesta para todo. 
Ojalá 2019 venga generoso y no deje a nadie sin lo necesario.

Recuerda la fiesta
De los amaneceres
De tu infancia,
Que llegaban deprisa
Porque se hacía tarde.
Así responde el mar
cuando pregunto
adónde debe mirar mi
corazón ahora
que tan rápido ha
pasado el otoño.

ALGUNAS COSAS
(Esperando a África)

ALGO me hace creer que al hombre aquel
           tantas horas sentado en la roca,
           con el anzuelo dentro del mar,
le está convenciendo la víctima.

ALGO me hace creer que Hoy
el sol se irá de aquí
sin dejar una sombra de duda.

Que en brazos del Dragón
Querrán dormir los niños esta Noche.

    Hay signos en el corazón
    que te hacen creer
    algunas cosas.

(Dedicado a mi nieta África, que hoy cumple cinco años, este poema publicado en Las uvas amarillas. Para ella, para los niños que nos enseñan a ver las cosas como debieran ser).

EL ESTANQUE

El tiempo no consigue
borrarse de aquel
estanque.
Ahora el hueco de la piedra
está vacío, pero entonces
rebosaba de agua.
Ensordecía la lluvia al caer
a golpes.
Las gotas, de cien en cien,
como en una cantera de locos.

DONDE HABÍA DOLOR HURACANADO

Donde había dolor huracanado
ha encallado el tiempo. Ahora
la pena es un lago en paz.
De día,
en el agua de triste azul
descansan pesadas montañas.

DESPEDIDA

Aquella hora última quedó
como un sudario en mi boca,
la imagen (disfrazada) de sus labios,
los míos tan dolidos
de tan amargos besos.

LES HABLO

Les hablo de un tiempo inconcluso,
en retaguardia,
adiestrado, nocturno,
que asalta y atiza la misma bofetada
que a un niño
que no sabe y le preguntan.
Les hablo de una luz aparente, en retroceso,
que sigo confiada como un cordero,
y en el lugar exacto de la farsa
me abandona.
Reconozco esa tierra
que me fuerza y desnuda, ojos
anónimos en troncos gigantes,
avergonzados al verme.
Luego todo se esfuma en un bosque de niebla,
y otra vez de vuelta, completamente sola,
una lágrima.
Les hablo de un dolor añejo,
de una pregunta, ¿dónde fueron
los que apuntalaron en un lugar del alma?

DESCANSO DEL PENITENTE
(Procesión de Viernes Santo)
Como uno más,
él va detrás igual que un vacío,
un asterisco sin mensaje,
su pecho es un lago soltando azufre,
bajo los pies le estallan lágrimas secas.
La noche está cayendo
con olor a azul marino.
Su boca es nido de sabor amargo.
En el descanso
del peso de la Cruz sobre la carne,
levanta la cabeza, en una esquina,
locuaz, una mirada irresistible,
una vela en la mano, como una rosa frágil
que ardiera después que le cortaran las espinas.
Han callado los tambores.
El desnuda sus oídos,
va buscando la voz de los ausentes.
La reconoce
llamando a tierra en mares amarillos,
sin saber que el cielo de la noche es una trampa.
Y cuando la campana levanta el trono,
hierve de nuevo la luz de la cera,
y a compás se avanza, con música dolida,
él se queda.
El corazón le encorva viendo
que la fe pierde a su imagen,
igual que a un barco entrando en alta mar
con la frente alzada y sin cabos de esperanza.

INMENSA LUNA…

Inmensa luna, hambrienta y fría
la de esta noche,
mirando fijamente al mar.
Y el mar hipnotizado.
.
Reconozco este momento,
esta mirada
que a mí una noche
también me cayó entera,
y vivo desde entonces
en un lugar y un tiempo
equivocado.

Tengo que darme prisa.
He de avisar al mar,
no sabe lo que está pasando.

INSPIRACION

(Para mis amigos que hoy tienen asuntos importantes)
El pájaro invisible
aplaude con sus alas
en el borde de la pila cuadrada,
'se ha dado el día "

LA TERRAZA
(A Miguel Llanos)
Muestra el mismo abandono
que una vieja estación de tren clausurada,
el oscuro escenario
de mil años atrás, si los tuviera.
Sospecho
de algún libro arrinconado dentro,
páginas rotas,
vuelo de palabras sueltas, sin registro,
en torno a una luz ilusoria, de pasillo.
No sería extraño
que perdure algún olor en el espacio,
como vino que ha entrado en la madera.
Es la misma, lo sé,
la que veía entonces y veo ahora,
pero aseguro,
definitivamente, en ella
ha callado la música.
Esquinada, en lo alto,
en el vacío,
tristemente oscura, la terraza.

ANTIHUASI (en la casa del Indio)

(al pueblo mapuche)

“...Vino volando el cóndor desde Ayacucho
-rincón de muertos-.
Se ha quedado en la piedra redonda, chica, 
mirando al indio, que está sentado 
al pie del coihue y escucha, 
con la cabeza hundida, la voz sagrada 
de una estrechura entre dos rocas.
Por lo bajo el arroyo quilla,
-del compañero-
no para de quejarse. Una pluma 
de avestruz barre el cielo. Las estrellas 
corren detrás.
En el fondo del lago de la cumbre,
se ha cerrado la luna.
¡ No puede estar la noche más oscura!
Por el cerro amarillo van llegando.
El aire sufre el pulso acelerado de la tierra.
Mañana el sol naciente encontrará
la imagen desolada de humareda y ceniza”
Pero entonces los Andes no temblaron, guardaron
su Casa. Y cuando adentro aviva el fuego,
regresa el cóndor, como el humo al encuentro
del espíritu.

ÉXODO

Entraron con lo puesto
a un éxodo de luto y polvareda,
sangre en la luz,
en el cuerpo cenizas y un salmo
de esperanza en la boca
del miedo.
La mano,
hervor de hierro y caricia,
no duerme,
sujeta con fuerza y avanza
hacia ella la mano
del hijo, que no sabe de abandono.

Entraron con lo puesto
en una larga fila y obedecen
sin volver la cabeza.
Detrás, volando el talle,
entera la figura,
solo queda la piedra
sobre piedra, ciudad sacrificada.
Entraron con lo puesto al destino
de un calvario nuevo,
arrastrando una cruz y todo el peso
de la injusticia en la madera.

LOS TEJADOS NEGROS

Desde mi ventana, el horizonte
queda detrás de los tejados negros. Por los tejados negros se va el sol ahora.
La hora de-solada de la tarde.
El cielo irá cerrando...
Y cuando el cielo va cerrando
con suave mano,
como una despedida provisional y lenta,
no sabe que ya tengo detrás,
sobre mi cuello,
el aliento de la noche y su negra cordura,
que con muda ambición
y oblicuos pensamientos,
sin quitarse la ropa,
sin dar la cara,
me volverá a pedir el alma.

PARA UNA COPLILLA

Quiero decirte ¡adiós! y digo ¡ahora!
Quiero decirte ¡basta! y digo ¡vente!
Qué inocente mi boca, qué inocente,
Ella cree que me engaña, pero ignora
Que al río le he cortado la corriente.

DEJEMOS ATRÁS LO INNECESARIO

Dejemos atrás lo innecesario.
Ya pasó el caluroso día que destroza las sombras.
Aún nos queda el hábito de caricias
inmune al desprecio.

VENTANA (a una tristeza)

Se quitó el sol el hábito de nacer,
exigió una respuesta,
¡si te cansas de mi,
mi pobre sombra
qué haría!

AQUEL ESPANTAPÁJAROS

Estaban aburridos,
a veces melancólicos,
le pusieron allí,
inmóvil soledad sin nombre,
dijeron
le pondremos aquí para asustar,
porque ellos se asustaban de los pájaros.
Con los brazos en cruz,
en el rostro hinchado
con tela vieja
pintaron dos rasgos, como dos ojos,
pincharon dos rubores con alfileres,
y dejaron oculto, bajo el sombrero,
un cuero descabellado.
Pronto se gastó el tiempo
todo el carmín del rictus mustio,
silencioso. que dieron a su boca
Le pusieron allí
para asustar,
porque ellos se asustaban de los pájaros.
Con los brazos en cruz.
una larga nariz, un palo seco
pidiendo limosna.
Un espejo pegado a su hígado de paja
y dos cuerdas,
como dos piernas
largas, para atarlas a dos viejos zapatos.
Pero tenían la mirada llena
de polvo y calcina y
nunca vieron nada.
Y se olvidaron de él
por fin,
y se marcharon.
Y voló su sombrero al escuchar
el primer pájaro.

ANDANTE

No necesito espejo,
Me basta con mirarte
para saber de mí.

LUZ DE ORIENTE

Voy detrás de una luz que resplandece
en el cielo nocturno y estrellado.
Late mi corazón sobresaltado,
curioso, por saber lo que me ofrece.
La tierra está en silencio, pero crece
el ladrido del hambre, se ha quedado
sin voz el rio y blanco se ha apretado
el frío a mí. La luz desaparece.
Dejé la puerta abierta al forastero,
ha quedado en la mesa pan reciente,
hay miel y vino y leche suficiente
para esta noche.
Soy un posadero
con triste porvenir. Yo solo espero
encontrar esa luz y que me oriente.

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