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Miguel Veyrat






El poema detiene la podredumbre del tiempo como un ahora fluido que en la obra permanece al margen de la Naturaleza. Todo lo escrito a partir de tal instante será máscara o fraude.

APERTURA
Brevísima aurora
diáfana palabra
nacida del silencio
En tu débil resplandor
resucita mi dormida
asustada libertad
Para que vivas
te pondré desnuda
a escuchar mi muerte

EL ESPEJO IMPASIBLE
Un espejo ahora se derrumba
con todo su mundo
almacenado.
Cuando regresé para vestir
mi esqueleto
lo encontré frío. Cómo nos
golpea las venas
la clarividencia de los muertos.

CÁNTICO
Tu propia voz te aterra
y el eco del abismo
siempre acecha
Pero en lo más hondo
aguarda el aliento
silente de la llama
reiterado latir del corazón
Tu respuesta
es blanca mente
música perfecta
Canto y claridad certeza.

LA LENGUA DE MI MADRE
Iluminado como estaba
intenté enhebrar
la lengua de mi madre
en los caminos sin hilo
-¿Para qué quiere Dios tener
mi corazón? Si ya es dueño
del silencio y de todas las palabras
que ensarta una tras otra
en este o aquél dolor
Tiempo suspendido poesía
que sólo se revela
sobre los ríos de sangre
contra la luz indefensa

UN GRITO
En la colina gris
donde todo fin alcanza
su principio
La aurora imita sutil
lo efímero
Amablemente entona
aquí y ahora
esta canción
No el ala que el vuelo lleva
o la luz que cruza
la transparencia
sin ser el vuelo ni el aroma
sino un jirón neblinoso
que el viento agita
¡Y yo escucho al fin la voz
—el grito humano
que la noche prolonga!
(Fuego del miedo
que a contraluz alienta
llamarada de sombras)

TRAS EL MISTERIO
1
Desde mi cuerpo avanzaba
detrás de mi propio yo
A contraluz la muerte
mostraba todas las copas
donde se bebe el fulgor
2
Lucifer si te desnudas
—mira hacia arriba
mira hacia abajo—
ya no podrás regresar
¡Moriremos
como hombres, en el desierto!

SILENCIO
1
Ambigua
penetra siempre
tras la noche
la mañana
En el asalto
alumbra
la desmemoria
Extraviado
tomas la palabra
2
Lívida
Bajo la luz
que el cerebro
anega
La idea
detalla
cada forma
Y la desata
3
Nombra cada cosa
una a una
Y después calla
Como hace el Sol
cuando amanece
Para ocultarse luego
4
¡Sé como el halcón
que en lo alto
se ilumina
Y su ojo
no se pierde
en razones
Ni reflejos
que por
la sombra oscilan!
5
La sangre de la aurora,
brasa
que tu pecho mana.
Abierto a la estricta
palidez del mediodía
—que todo lo calcina.
6
Cuando por avanzar
de la raíz te alejes
Solamente hacia el Sol
podrás subir
Para después regresar
y abrasado el pecho
No dormir
Mas ahondar
en las venas que te dieron
Su callada voz por alimento
7
Mira tu corazón
casi no late
Tiembla
por tu voz
que se adelgaza
Y al intenso
meridiano
se abandona
8
Quienes de Sol
felices se inundaron
y escuchan voces
Que al refugio
escondido invitan
nunca mueren
Un día desaparecen
en un reverbero
o nube pequeña
Vapor de luz calima
9
Cuando me vaya
¿Qué calor
tomará mi lugar
en el jardín?
La bruma
que presiente
es una brisa
helada
El vacío que vaga
la disuelve

A TRAVÉS DE LA PUERTA BLANCA
Cuando entro en ti
viajo en el tiempo puro
que busca el sentido
de los cuerpos

Tierra invisible
donde habitan las palabras

Donde ilumino mi ojo
y giran los sonidos
al aire que disipa
y que persigue

Y se vislumbran
las puertas del vacío

Donde entrego mi voz
a tu presencia
al tiempo
que encarna lo que veo

Y a la vez lo transparenta

FRONTERAS DE LA LUZ
El borde de la luz
Abre una herida
Donde el límite
Se agranda.

Define
El cuchillo
Del alba
Limpiamente
La mañana:

Sí: desbordar
Todo límite
Lo puede
Sólo esta hora
Que ordena
Incautamente
Fundirse
Con el rayo.

Y así todo tiembla
Otra vez
Y se renueva.

Tiembla
Contrapunto del vacío.

ANTE LA PUERTA BLANCA
(Azora 24, verso 35 “de la luz”)
Así es tu amor: Cuando caídos
en el tiempo mi mano tomas,
sin que nada quede atrás
salvo la palabra nuestra.
Caminamos hacia el alba
ya sin vacilar, mas rezagados
sobre aquellos presagios de luz
que aliviaron la memoria.
Tú me llevas, carne y sangre,
al aire libre de lo eterno.
Callados aguardamos
la magia del momento
en que teñida de rojo
la puerta se abra de nuevo.
Sobre el olivo de plata,
lejos del cerrado asilo,
al lugar original nos dirigimos:
Luz sobre luz que brilla sola
sin necesidad de fuego.
Así mi amor si resucita:
Ni de Oriente ni Occidente. Sin
límites ni raíces. Mudo y ciego.

HIMNO ESTÓICO
Mata bien al padre.

(En un doble
Movimiento
De destrucción
De ti mismo)

Hijo mío:
El parricidio
Es todavía
El mejor
De los suicidios.

OPUS NIGRUM
Tres Poemas A Zenon De Crayencour

Ebriedad 1- la espera
Tras el incendio de la tarde
Vencido aguarda el hombre
Con el sexo de la tierra
Entre las manos
Dispuesto a ofrendar un ascua
Al disparo de la aurora
Grito de luz sangre congelada.

Ebriedad 2- partida
La aurora espera
En la sombra
—Como el hombre
A que estalle el grito
Que la luz retiene
Cada noche cuando muere.
Cuando apuñale el deseo
La luz nueva
Estará dispuesto
A partir a cualquier parte
Compañero pálido
Hecho a todos los naufragios.

Ebriedad 3- viaje y regreso
Ahora ya luce su imagen
En la ansiada calor blanca
Luego del viento a sufrir
Y sus sentidos se cansan
—Oh locura— que asalta
Fatalidad tan honda
Cesan luego las tormentas
Y el mundo se desvanece
Camino de un absoluto
Regresa de nuevo a la brasa
Pájaro colgado a una rama
Que la muerte aún evitaba
Su deseo era infinito
Sólo la vida quemaba
Crepitar nómada de chispa
Muerta en su propia hoguera
Libertad falsa de pájaros
Vivir —límite inmenso
Himnos provisionales

INICIACIÓN
¡ CUERPOS DEL HOMBRE !
El sabio permite
Al niño dar el primer paso

AMANECE
(A la memoria de Umberto Eco,
que nos enseñó a pensar la lengua)

Te pareces a la muerte
Cuando atraviesas silente
El velo de luz del jardín:
El último aliento de un ave
Cuelga su miedo en tu boca.
Cruzaste otra vez el río.
El día define la luz
La mañana se marchita.
Todo lo que el fuego toca
Pierde su inocencia así.

TARDOR DE DAMA
Tú sola
Dada
A la luz
Postrera
Hendida
De un viento
De fuego
Y de pronto
Ya es tarde.

ELEUSIS
Tus pasos temblaban sobre el prado:
Tierra quemada donde la dama
Inició su arte a favor tuyo. El aire
Quemaba tus pulmones y amapolas
Movían sus ardidas calaveras
Sobre el tallo donde madura la corola.
Sólo cedió un instante en el tiempo
De un rayo de tiempo y la succión
Del propio tiempo vagina pavorosa
Te devolvió a la humedad primera.
Dijiste: Esto es ya la muerte, Dama.
Se dobló tu pierna izquierda en la forma
De una escuadra que roza la primera
Y una mano colocaste reposada sobre el pecho.
Así ya rescatado de lo oscuro por lo oscuro
Conoció tu corazón el sentido de sus pasos:
La Inocencia bien primero ¡Antes y después del Fuego!

OMAR JAYYAM JUEGA AL AJEDREZ 
El Gran Cero nos mira
Y se preña su mirada
De humedad totalitaria.
Mueve la mano y desata
La cuántica tormenta:
Abre la sesera y mana
Rigor pone y descoloca.
Abre y cierra nace y mata.
De la su barba de nieve
Ya se descuelga la nada.
¡Paz al hombre
En el negro
Silencio del más allá!

LILITH
Cruzas el pubis
Y en tus manos sangra
El miembro.
¡Ya vives! ¡Ya recoges
Sus trozos dispersos!
Ya sientes cómo late
La savia nueva.
De pronto se cubre el Sol
Con la Luna Negra.

EN LA NIEBLA
Empañado cristalino:
La madrugada escondite
Donde acecha la marea
Turbia de la sangre.
Después se calla el geiser.


4 comentarios:

  1. Qué buena Antología Jaime, muchísimas gracias y un abrazo a ti y a todos los lectores y amigos! 🌿

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    1. Gracias, Miguel, por hacer posible con tu generosidad, blogs como Poesía entre amigos, modesto homenaje a quienes día a día mostráis que las palabras tienen vida propia.

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  2. Gracias Jaime Lagarde y Miguel Veyrat por compartir con todos nosotros. Es un gran gesto hacia los lectores.

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    1. Gracias, Gema Estudillo. Tu doble condición de poeta y lectora, es un buen acicate para seguir con esta Poesía entre amigos.

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